miércoles, 29 de agosto de 2012

Gustavo Bueno: Comentarios sobre el debate celebrado en Oxford entre Richard Dawkins y el Arzobispo de Canterbury sobre la existencia de Dios



En ese video, podrán escuchar los comentarios del filósofo español Gustavo Bueno (y otros contertulios) sobre un debate relativamente reciente entre el máximo promotor del ateísmo a nivel mundial, el zoólogo Richard Dawkins, y el cristiano George Pell (Arzobispo de Canterbury).

El debate puede verse a continuación:


Aunque Gustavo Bueno es un ateo materialista, es también un filósofo sofisticado, quien como tal puede advertir la pobreza de los argumentos de Dawkins. Uno de ellos es debatir sobre la existencia de Dios en términos de "probabilidades", algo que propiamente no tiene sentido alguno aplicado a Dios que, por definición (al menos en la definición estándar en filosofía y teología) se trata de un ser necesario (es decir, de un ser que, si existe, existe necesariamente, esto es, no puede no existir).

Esto es tan absurdo como la afirmación que un triángulo tiene 3 lados es más o menos "probable". Si el concepto de triángulo es lógicamente coherente, entonces necesariamente el triángulo tendrá tres lados, no se trata de una cuestión de probabilidades dada cierta evidencia empírica. (En el caso de Dios, la necesidad en cuestión es de tipo metafísica, no meramente formal o conceptual como en el ejemplo del triángulo).

Si tuviéramos que traducir la existencia de un ser necesario en términos probabilísticos, tendríamos que decir que la probabilidad de Dios es de "1", mientras que su improbabilidad es "0" (pero esto solamente en caso de que el concepto de Dios, como ser necesario, sea lógicamente coherente). De allí que el ateo tendria que negar la coherencia del concepto de Dios como ser necesario, y afirmar que tal ser es imposible (es decir, con probabilidad cero de existir).

Pero al discutir la existencia de Dios en términos del cálculo de probabilidades como lo hace Dawkins (es decir, que Dios sería más o menos probable dada cierta evidencia empírica), implícitamente se está admitiendo la coherencia del concepto de Dios, y por ende su posibilidad, y dado su carácter necesario, también su existencia.

Esto no lo entiende Dawkins (y aparentemente tampoco el Arzobispo), porque Dawkins confunde la categoría ontológica de Dios, como ser necesario, con las cosas que la ciencia investiga (que son típicamente entidades, hechos, procesos o fenómenos contingentes). Y esta confusión (por parte de un zoólogo profesional que actúa como filósofo aficionado) ya ha sido comentado por muchos filósofos ateos, agnósticos y teístas, quienes han advertido la poca sofisticación y rigor intelectual de Dawkins, véase por ejemplo:


De allí que el debate, desde el comienzo, está mal planteado filosófica y teológicamente, como correctamente advierte Gustavo Bueno.

A pesar de lo anterior, hay filósofos sofisticados defensores del teismo (la tesis que Dios existe) quienes han aceptado discutir sobre Dios en términos de probabilidades (no porque no comprendan lo anterior, sino porque quieren vencer al ateo en su propio terreno). Un ejemplo de ello es Richard Swinburne, filósofo de la ciencia y la religión de Oxford, quien en su libro "Is There a God?" analiza los argumentos puramente probabilísticos a favor y en contra de la existencia de Dios, concluyendo que la evidencia apoya mejor la hipótesis teísta.

Dawkins y otros ateos tratan de argumentar que la ciencia (o mejor dicho, los descubrimientos científicos actuales) son incompatibles o hacen improbable, la existencia de Dios. Pero el matemático y filósofo de Oxford, John Lennox, por el contrario, considera que la ciencia nos ofrece nuevos argumentos a favor de la existencia de Dios (véase su extraordinario libro "God's Undertaker") así como el siguiente video con subtítulos en español:


Argumentos científicos como los de Lennox han logrado convencer a algunos ateos de que el ateísmo es, científicamente, insostenible (o al menos más insostenible que el teísmo dada la evidencia actual). Uno de los máximos defensores del ateísmo en los círculos académicos fue el filósofo recientemente fallecido Antony Flew. Pero en el 2005, este filósofo sorprendió a medio mundo afirmando que, después de estudiar la evidencia científica por más de 50 años, abandonó su ateísmo y aceptó la existencia de Dios. Flew publicó sus conclusiones en un libro bastante ameno y de fácil lectura titulado "There is a God". 

En mi propio caso, he sido una agnóstica durante la mayor parte de mi vida. Parte de mi agnosticismo (que es la posición en la que se ignora si Dios existe o no) se debía a mi ignorancia del concepto de Dios en el sentido filosófico y teológico clásico. Como ya he mencionado, en este sentido, Dios es ya sea un ser necesario o un ser imposible, de allí que admitida su posibilidad, se tiene que admitir su existencia (esto hace que el agnosticismo sea una posición insostenible y esencialmente equivocada, ya que Dios existe o no existe, y el agnóstico en cualquiera de esos casos no creerá lo que es verdad).

Pero el agnóstico podría sostener que su agnosticismo recae precisamente en la cuestión de si Dios es un ser necesario o imposible, y esta fue la ruta que en un principio yo tomé cuando empecé a estudiar el concepto de Dios (ruta que ahora yo considero equivocada y mal informada, aunque eso es tema para otro artículo). 

En todo caso, reflexionando en los últimos años en profundidad sobre la existencia y el universo (y sin asumir si Dios es necesario o imposible), me parece que es mucho más razonable pensar que algún tipo de super inteligencia cósmica está detrás de fenómenos tan excepcionales y asombrosos como el origen del universo hace 13.700 millones de años atrás, que tal universo esté afinado para el desarrollo de la vida, el desarrollo de la conciencia, la racionalidad y la inteligencia humana, los fenómenos paranormales investigados por la Ciencia Noética, la evidencia sugestiva de la supervivencia de la conciencia (por ejemplo, como la presentada rigurosamente en el libro de Chris Carter "Science and the Near-Death Experience"), la posible existencia de inteligencias extraterrestres detrás de algunos casos del fenómeno ovni (véase la evidencia presentada objetivamente y en forma extremedamente rigurosa en el libro "UFOs" del periodista Leslie Kean), las curiosas implicaciones de la mecánica cuántica (al menos en su interpretación estándar, como se explica en este artículo en en el blog Subversive Thinking) y los extraños fenómenos que existen alrededor de la resurrección de Jesús y que la mayoría de críticos bíblicos ateos y agnósticos aceptan como hechos probablemente históricos (véase la discusión de esta evidencia en el libro "The Son Rises" del filósofo y teólogo William Lane Craig).

Este último filósofo (William Lane Craig) es probablemente el pensador quien en el mundo académico contemporáneo ha desarrollado una defensa filosóficamente sofisticada de la existencia de Dios. Un resumen, traducido al español, de algunos de sus argumentos puede verse en el este enlace. (La mayoría de los argumentos que Craig defiende son compatibles con el concepto Dios tal como lo entienden los filósofos y la mayoría de los religiosos monoteístas, sea cuál sea su religión; pero dado que Craig es cristiano, él utiliza además argumentos que son específicamente cristianos).

Yo no creo que toda esta evidencia, individualmente o en conjunto, convencerá a los ateos más radicales. Ellos siempre podrán pensar en explicaciones alternativas, por implausibles y ad hoc que sean (como lo hacen para "explicar" las experiencias cercanas a la muerte, u otros fenómanos anómalos).

Lo que sí pienso es que esta evidencia, tomada colectivamente (es decir, no aisladamente sino en grupo), hace mucho más plausible y razonable una cosmovisión teísta (es decir, fundada en una super inteligencia cósmica, infinta y personal que trasciende la conciencia finita del ser humano) que una cosmovisión atea, en particular materialista.

Por ese motivo, me declaro actualmente teísta.

El lector debería examinar en detalle la literatura recomendada aquí, y luego sacar sus conclusiones, ya que nuestra posición sobre el tema de Dios define, en gran parte y en un nivel profundo, nuestra cosmovisión y por ende nuestra concepción integral del universo, de nuestra vida y de las personas que nos rodean.